Una historia de repostería
Habrá quien piense que lo que hizo verdaderamente humano al ser humano fue empezar a caminar sobre dos extremidades, o pintar las paredes de las cuevas o tener una visión religiosa de la vida.
El farmacéutico y biólogo Faustino Cordón opinaba algo distinto… por eso escribió un libro titulado Cocinar hizo al hombre.
Pero, ¿os habéis preguntado alguna vez qué nos hizo empezar a cocinar? Los estudiosos están de acuerdo en que, fuera lo que fuera, cocinar formó parte de lo que un día nos distinguió de los animales.
Y es que están, por un lado, las acciones de recolectar o cazar para sobrevivir, cuya necesidad era común con los animales, y por otra la acción de cocinar, que es solo nuestra y que desde el principio se realizó en grupo para poder compartir el placer de la comida.
Con la relación social empieza la civilización que después necesitará expresarse: éste es el paso de la Prehistoria a la Historia. Y cuando el ser humano empieza a escribir, resulta que habla también de lo que come y de los sabores que encuentra: salado, ácido, amargo, dulce, picante…
Ese placer y esos sabores le empujaron a profundizar en el mundo de la cocina.
La antigüedad
Cuando nos detenemos en el sabor dulce, aparece la repostería. ¿Qué tiene el dulce que ocasiona este placer y que hace desarrollarse a la repostería como una rama independiente de la cocina?
Pensamos que el primer factor es biológico: es el cerebro el que, tratando de obtener la mayor energía posible de los alimentos, se fija en el azúcar y hace que ésta nos produzca un placer irrechazable.
Donde primero parece que se entendió esto fue en Oriente Medio, porque lo cierto es que hace falta que una sociedad esté un poco civilizada para empezar a elaborar productos de repostería.
Frutas frescas, frutos secos (dátiles, por ejemplo), canela procedente de la India, miel, azúcar de caña… eran alimentos conocidos por egipcios, griegos y romanos. No había tartas, pero sí postres, con frecuencia accesibles únicamente a una parte de la población.
“Y hasta aquí puedo leer…”
.. por ahora. En próximos artículos os contaremos más historias de la Historia… de la repostería.